Esta representación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón captura su esencia de Madre amorosa y cooperadora en la redención. Con su mirada compasiva y el corazón flameante, simboliza el amor infinito que une a María y a Jesús.
Se considera a María como la cooperadora en la redención, y su corazón está unido al de su Hijo en amor y dolor. Esta advocación enfatiza la unión íntima entre madre e hijo y la participación de María en la obra de salvación.